Comprobar una ves más que todo se da en el tiempo que se tiene que dar, fuí el fin de semana al desierto de Icamole. Quizá por mi cuenta jamás lo hubiera hecho, o por iniciativa propia, me quedaría en mi casa haciendo otras cosas. Se necesitó de dos fans de la aventura off road (Esteban y Mako), un inglés (Chris) y su deseo de probar el tan famoso Peyote mexicano. El día estaba perfecto, para viajar... soleado y caluroso. Mako nos sorprendió con todos sus gadgets; casa de campaña para cuatro personas, dos sleeping bags, una lámpara de alto poder, cama inflable (individual), binoculares, hielera,grabadora, cámara fotográfica, navaja swiss army, gorro de safari, y toda la dispocisión para conducir su maravilloso Jeep Wrangler. La parafernalia camper, ayudó mucho...
1. La navaja swiss army .- para cortar el peyote
2. Binoculares.- para ver las estrellas y todo lo que pudiera respresentar peligro
3. Hielera .- las chelas, surreal que a cada tres kilometros haya depositos.
4. Casa de campaña.- para resguardarnos de los moscos en la noche.
5. Lámpara.- para ver de noche y forjar bien.
6. Grabadora.- para escuchar las rancheras... y poner al Chris en el mood.
Comprobé que el peyote es igualito al dibujo que viene en la portada de el penúltimo disco de Babasónicos. También que tiene un sabor que no puedes explicar y que sabe mucho mejor si lo cortas en pedacitos y lo hierves con agua y té inglés (agregándole miel de maple para endulzar).
No me hizo alucinar ni ver colores fosforecentes como a ren and stimpy o bob esponja. Lo que si sentí fue una introspectiva... me sentí muy feliz y tranquila, integrada con el mundo y el universo... algo así como que.. estoy aquí y tengo una misión... por algo existo.
A parte de ver preciosas montañas y desiertos surreales con oasis y todo... siento que de lejos a todo lo vez chico, y te sientes grande.
Esta fue la primera ves que
a) Comí peyote
b) Acampé